Algunas personas acuden a los sanadores con una idea errónea
del papel que desempeñan tanto los sanadores como ellos mismos. Esto es así
porque están acostumbrados a acudir a un profesional de la medicina alopédica
(tradicional) para que el médico los cure, dando por hecho que ellos son un ser
aparte de la dolencia incapaces de hacer nada en el proceso de su propia
curación. En realidad, esto no es así.
Cada uno de nosotros somos responsables de nuestra salud y
esto es así porque todos tenemos la semilla del sanador en nosotros. Así, el
sanador es un facilitador, una persona con ciertos dones que ha ido
desarrollando a lo largo de su vida, mediante estudio y práctica. Y quien acude
a un sanador también es un sanador en potencia, sanador de sí mismo y, también,
de su entorno.
En los siguientes artículos hablaremos de cómo se desarrolla
un sanador y de cómo debemos compartir el proceso de sanación, tanto desde el
punto de vista del profesional como desde el del paciente.
Por su longitud, dividiré este bloque dedicado a “La
sanación” en los siguientes epígrafes que iré publicando en las próximas
semanas:
LA SANACIÓN I: MI EXPERIENCIA. DEDICACIÓN
LA SANACIÓN II: PRUEBAS. CÓMO VENCER EL MIEDO
LA SANACIÓN III: LA VERDAD. LA VOLUNTAD DIVINA
LA SANACIÓN IV: EL AMOR. LA FE
LA SANACIÓN V: MANEJAR EL TIEMPO. EL PODER. LA GRACIA
LA SANACIÓN VI: ¿QUIÉN ESTÁ CURADO?
LA SANACIÓN VII: EJERCICIOS PARA AVERIGUAR SI SE ESTÁ
PREPARADO PARA SER
SANADOR
EJERCICIOS PARA CONSIDERAR LA
NATURALEZA DE LA SANACIÓN
Como siempre, deseo de todo corazón que os sea de ayuda para
encontrar vuestro camino.
LA VERDAD
Cuando empecé en serio mi camino espiritual me encontré enfrentada
inmediatamente con la cuestión de la verdad. ¿Estaba diciendo la verdad, o me
estaba auto convenciendo de una realidad determinada para mi conveniencia? Me
quedé sorprendida ante la forma en que me racionalizaba a mí misma en la
creencia de las cosas para dar validez a mi comportamiento y explicar las
desagradables experiencias de mi vida. Mi defensa principal consistía en echar
la culpa a alguien. ¿Hasta qué extremo lo haces tú? Busca las formas sutiles,
no las evidentes.
Lentamente, después de examinar tu comportamiento, comprobarás
que causa y efecto actúan de formas mucho más claras de lo que creías, y que,
en realidad, estás creando esas experiencias negativas de una u otra forma.
Esto es algo difícil de afrontar. Hallarás, enterrado bajo tales creaciones dolorosas,
un propósito de vivir realmente tu vida de ese modo. Es lo que se denomina «propósito
negativo». El mío estaba basado en dos patrones de pensamiento: uno era un
sistema de creencias por el que pensaba que la vida es básicamente dura,
trabajosa y dolorosa; y otro, que no tendría que estar aquí, el sentido de
desconexión y de soledad era abrumador. Evidentemente, este sistema de
creencias no es general, sino muy específico de cada persona.
LA VOLUNTAD DIVINA
Después de un tiempo de concentrarme principalmente en vivir
ateniéndome a la verdad en la mayor medida posible, percibí que estaba teniendo
dificultades con mi voluntad. La forma en la que la utilizaba estaba creando
problemas en mi vida, que era muy inestable. Quería cambiar mis decisiones
sobre las cosas. Encontré en mi interior muchos niveles de «deseo» y de voluntad.
Todos los tenemos. Proceden del yo y se encuentran frecuentemente en la
voluntad del niño, el adolescente o el adulto joven que llevamos dentro. La
mayoría de estas voluntades son bastante exigentes. Nuestras voluntades
necesitan crecer. Muy dentro de nosotros existe una chispa de la Voluntad
Divina, de la voluntad de Dios.
Muchas personas experimentan la Voluntad Divina como algo
externo a ellas. Ello quiere decir que tienen que encontrar siempre a alguien
que les diga lo que deben hacer, lo cual produce una sensación de inutilidad.
Dentro de cada ser humano existe una chispa de Voluntad
Divina. Es imprescindible concederse a uno mismo tiempo para buscarla en su
interior hasta que la encuentre. De todos modos, ¿qué significa seguir la
voluntad de Dios? Ciertamente, no se trata de seguirla en los términos en los
que la define una autoridad externa.
La mejor forma de hacerlo (para mí) consiste en desarrollar
un uso positivo de mi voluntad comprometiéndola en la práctica diaria. Durante
el proceso encontré muchos textos que me ayudaron a sintonizar con la voluntad
de mi alma, los más influyentes eran los que se referían al dejarse llevar por
dicha voluntad y al hecho de la importancia de amarse a uno mismo.
Me someto a la voluntad de Dios.
Entrego mi corazón y mi alma a Dios.
Merezco lo mejor de la Vida.
Sirvo a la mejor causa de la Vida.
Soy una manifestación divina de Dios.
Cada día, varias veces al día, formulo este compromiso; tal
vez no con las mismas palabras pero sí con idéntica intención. Cuando algo te
trae alegría y plenitud, es la voluntad de Dios que habla a través de tu propio
corazón.
Examina la forma en que usas tu voluntad. ¿Cuánto deberías
«amarte» a ti mismo según los principios morales externos? ¿Con qué frecuencia
atiendes y sigues los deseos de tu corazón? Al alinearte con tu voluntad divina
puedes descubrir que ha llegado el momento de concentrarte, como hice yo, en el
amor.
TERAPIA Y CURSOS DE
REIKI
Si necesitas ayuda, Reiki es una potente herramienta de
sanación que puede ayudarte y facilitarte tu proceso de sanación. Ponte en
contacto conmigo y concertamos una cita. Estoy preparada para acompañarte en tu
camino. Rellena el “Formulario” que está a la derecha de este artículo o
llámame, encontrarás mi teléfono en la pestaña “Contacto” en la parte superior
de este blog.
Ascensión Menchón
García_ Maestra de Reiki
María Bosques
Navarrete_ Maestra de Reiki