UNA EXPERIENCIA
Como declaración de principios, opino que la mayoría de las
personas es buena o, al menos, intenta serlo. Estoy convencida de ello, a pesar
de que las noticias económicas, políticas y de sucesos pretendan –con esmero-
persuadirme de lo contrario.
Sin embargo, si todos somos buenos ¿por qué no lo parecemos?
Hasta hace unos días habitaba en mí una sensación que no llegaba a darle forma.
Y en uno de esos momentos de epifanía que tenemos todos, he sido consciente de
que la bondad no significa lo mismo para todos y, por ello, nos comportamos de
formas diferentes. Por ejemplo, de pequeña me enseñaron –por las buenas y por
las malas- que ser buena significaba ser una niña dócil y callada ante los
mayores y en cualquier circunstancia. Así, tenía que comportarme como un adulto
aburrido y serio en un cuerpo de niña. Creciendo en un espacio rígido e
inflexible donde mis intereses y mis opiniones no importaban. Como
consecuencia, maduré convencida de que –para ser buena y aceptada por la
sociedad en su conjunto- debía esconder mis sentimientos y reprimir mis
pensamientos, llegando a unos altos niveles de frustración y soledad.
Ahora, que ya soy mayor y cuido de mí misma me he sorprendido
en más de una ocasión riñéndome de la misma manera y por las mismas razones por
las que lo hacían los adultos de mi infancia. Por eso, me ha costado defender
mis ideales sin llegar a enervarme, puesto que no me enseñaron a expresar mis
opiniones, ni mis afectos de forma libre y equilibrada. De esta manera, yo era
buena según la disciplina aprehendida, pero la imagen que proyectaba se
acercaba mucho a la de una persona huraña, egoísta y poco cariñosa.
En el momento presente -después de mucho esfuerzo y no pocas horas de terapia- estoy aprendiendo
que ser buena también es compatible con exponer mis puntos de vista y
manifestar mis sentimientos; aprendo que cuando expreso amor y comprensión
hacia mí misma, más fácil y gratificante resulta sentirlo hacia los demás; estoy
aprendiendo que hay mucha gente buena anhelando descubrir que realmente lo es.
Ascensión Menchón García
Maestra y terapeuta de Reiki
Terapeuta de Técnica Metamórfica
Si necesitas más información o quieres solicitar cita para
una sesión de Reiki o Metamórfico ponte en contacto conmigo a través del
“Formulario”, a la derecha de este artículo, o en la pestaña “Contacto” de este
blog.
Si te apetece, deja un comentario sobre este artículo. Me
gustaría conocer tu opinión.
Sígueme en facebook.com/ascension.mg y en twiter @Ammagnetica