TODO ME PASA A MÍ
Las víctimas y los mártires proliferan en este mundo que nos
ha tocado vivir. ¿Quién no conoce a alguien –familiar, vecino, compañero de
trabajo o nosotros mismos- que no esté siempre con la misma cantinela: “Todo me
pasa a mí, es que no levanto cabeza, no me pasa nada bueno, la vida es muy
dura, no hay nada que yo pueda hacer, la culpa es de X, Y o Z”?
Las víctimas siempre buscan a alguien para culparlos de sus
propios problemas, no importa que sea a una persona, a una institución o al orbe
entero; son víctimas disfuncionales que
viven en un desarreglo completo tanto lógica como emocionalmente.
Si te consideras una víctima, tú mismo te estás convirtiendo
en un ser vulnerable, lleno de necesidades y sientes cada decepción o pérdida
como algo que no puedes controlar, asumir ni aceptar. Subconscientemente sigues
considerándote como el bebé que no puede levantarse y alimentarse a sí mismo.
Y, además, defiendes tu actitud con vehemencia. En realidad, resulta más fácil
instalarse en el “nada puedo hacer” que echarle valor y tomar las riendas de la
vida.
Los mártires tienen una cualidad agria. No disfrutan de la
bondad ni de las cosas dulces de la vida. Y, por consiguiente, el placer los
elude. El martirio implica estar metido en un pozo de autoconmiseración, sin
motivo para cambiar las actitudes negativas que contribuyen a esa situación.
El mártir desempeña un papel de autocastigo, ya que utiliza
toda su energía en cuidar a los demás sin ofrecerse a sí mismo nada –o muy
poco- de lo que realmente necesita. Sin duda, los mártires sufren debido a una
sensación de carencia. Eligen mantenerse en el frío, apartados del amor y de la
calidez.
Tanto el mártir como la víctima viven encerrados en una celda
oscura de rencor y autocastigo. Tarde o temprano, siempre se cruza en su camino
una persona de buen corazón y mente clara que intenta ayudarles a entender su
situación, pues parece –por lo que cuentan- que necesitan auxilio. Sin embargo,
al oír la solución a sus problemas taponan sus oídos para no escuchar lo que
ellos creen un canto de sirenas. Unos, con total desfachatez, disimulan e
incluso parecen interesarse asintiendo con la cabeza. Otros se erigen como
feroces defensores de su ruina vital. Tanto unos como otros, no tienen la
intención de mover un dedo para cambiar de vida.
No es culpa mía, os dirán, es que: “Todo me pasa a mí”. Y
tienen razón, no es culpa suya y sí, les pasa a ellos. Sin embargo, no quieren
darse cuenta de que todos somos responsables de nuestra vida. No podemos
esperar a que nuestra situación de vida cambie por arte de magia. Y, no, el
euro millón no es la solución, por mucho dinero que tengas, los problemas no
van a desaparecer pues surgirán otros; huir tampoco es una buena estrategia,
pues por muy lejos que te vayas, sigues cargando sobre la espalda la mochila
con tus hábitos tóxicos. La actitud ante la vida no varía si no se lleva a cabo
un trabajo interior. ¿Es difícil cambiar?, para algunos más que para otros. ¿Es
posible?, siempre.
Anímate, no todo
tiene por qué pasarte a ti.
¡La sanación está al alcance de tus manos!
Ascensión
Menchón García
Maestra y
terapeuta de Reiki
Terapeuta de
masaje Metamórfico
Si necesitas
más información o quieres solicitar cita para una sesión de Reiki o Metamórfico
ponte en contacto conmigo a través del “Formulario”, a la derecha de este
artículo, o en la pestaña “Contacto” de este blog.
Si te
apetece, deja un comentario sobre este artículo. Me gustaría conocer tu opinión
sobre el mismo, aunque tengamos apreciaciones diferentes.
Sígueme en facebook.com/ascension.mg
y en twiter @Ammagnetica