LA LUZ

Cuando empezamos el camino del conocimiento interior, imaginamos que la liberación se halla a la vuelta de la esquina: insensatos. Nada más lejos de la realidad en la que nos movemos. Para no desilusionar al personal, he de admitir que durante la travesía encontramos bellos paisajes llenos de paz y armonía que nos muestran un atisbo de lo anhelado y, además, nos reaniman para los tortuosos senderos por los que transitamos en muchas ocasiones.

Fortaleza y paciencia son absolutamente necesarias para no desfallecer en el intento de encontrarnos a nosotros mismos, a nuestra fuente. Supongo que también podrían añadirse otras virtudes como la fe, la esperanza, la compasión, etc.; sin embargo, he querido señalar la fortaleza y la paciencia porque resuenan más con lo tangible, y es que –en esta aventura- el terreno no suele ser firme; ni la senda, señalizada. 

Fuertes para aguantar los momentos de desolación, para reconocer que somos capaces de salir del lodo, del laberinto o de cualquier otro terrible lugar en el que tropecemos. Pacientes para no desistir cuando volvemos a perdernos después de años –que parecen siglos- de recorrido. 

Somos héroes, pero aún no nos vemos como tales. Somos campeones, aunque la sensación sea la de pérdida. Somos seres de luz, sin embargo caminamos entre tinieblas. Entonces ¿por qué hacemos esto? Hay una certeza –a pesar de que a veces sea tan pequeña como una luciérnaga- que nos empuja a continuar, que nos arropa durante las noches más oscuras, que nos cura las heridas y nos ayuda a levantarnos y a continuar, una y otra vez.

¡Ánimo! No estás solo, no estás sola.

Ascensión Menchón García

Maestra y terapeuta de Reiki Usui

Terapeuta de Reiki Karuna

Terapeuta de Técnica Metamórfica

Masajista

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EL SILENCIO

INTERIOR

Escuchamos en repetidas ocasiones lo importante que es el silencio interior para nuestro bienestar, para hallar nuestra propia esencia o nuestra verdadera naturaleza. Nos cuentan maravillas sobre dicho estado y todas son ciertas, no obstante, el camino para llegar a semejante dicha puede resultar difícil y farragoso.

El silencio interior, en mi opinión, es no oír en estéreo todos y cada uno de los pensamientos que circulan por nuestra cabeza. La mente es una máquina insatisfecha que trabaja las 24 horas del día sin cesar un solo instante. Intentar hacerla parar equivale a detener los latidos de nuestro corazón, sin embargo –al igual que este- se puede ralentizar mediante la respiración. Si ponemos toda nuestra atención en la respiración y la reconducimos de forma pausada, nuestros pulmones se expanden en toda su plenitud, las pulsaciones descienden y la mente disminuye de revoluciones. 

No intentes acallar la mente forzándola según tu conveniencia porque solo conseguirás entrar en su juego y, sin ser consciente, la mente te habrá atrapado en su artimaña de “cosas que tengo que hacer”, algunas extraordinarias como: ser mejor persona, aumentar mi espiritualidad, mejorar mi autoestima, optimizar mis recursos, etc. Si intentas dominarla, ya te has incorporado a su autopista de pensamientos y monólogos laberínticos.

El silencio interior no consiste en enfrentarte abiertamente a la mente. Si quieres obtener resultados satisfactorios deja de entender la situación en términos de guerra e, incluso, de diplomacia (la mente es astuta). Más bien adopta una actitud de sano empoderamiento y comprensión: la mente -al igual que el resto de tus órganos- está a tu servicio y no al contrario. Los cuidas para que funcionen correctamente, pero no eres su esclavo: ni tu cuerpo ni tu mente tienen el poder de tiranizarte si tú no se lo permites.

Respira, simplemente inhala y exhala con plenitud. Respirar es fácil y gratis. Solo respira. Mantén la atención en la respiración, cómo el aire entra y sale de tu cuerpo. Deja a un lado el objetivo de sentir el silencio interior, de acallar la mente. Solo respira, como si fuera algo nuevo para ti y tuvieras que practicar para saber hacerlo. Detén el mundo a tu alrededor y respira.

Ascensión Menchón García

Maestra y terapeuta de Reiki Usui

Terapeuta de Reiki Karuna

Terapeuta de Técnica Metamórfica

Masajista

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EL SILENCIO

DE LA HUMANIDAD

El silencio debería ser  declarado como un derecho fundamental para la vida. Últimamente me despierto de madrugada sin razón aparente. Al principio no comprendía el porqué de lo que sucedía y me enfadaba muchísimo porque la situación se repetía todos los días (como en la película “El día de la marmota”); ahora sigo sin entender la razón del insomnio, pero ya no me enfado porque  una noche –muy cerca ya del amanecer- estaba tomando un té y fui consciente de un hecho maravilloso (y extraordinario porque vivo en Madrid): todo estaba en calma, no se oía un solo coche, ni una sirena de policía o ambulancia, ni las voces de los vecinos a través de las paredes, ni las cortadoras de asfalto o martillos neumáticos de las obras en las aceras. ¡Me quedé impactada!

No estoy acostumbrada a un lujo de semejante categoría. Y es que los ambientes sosegados y calmos se hallan casi en proceso de extinción si quieres compaginarlos con tu vida diaria. Ahora, tienes que alejarte del mundo para sentir la placidez de la vida;  coger la mochila y perderte por pueblos y montañas, o pagar la mitad de un sueldo estándar por sentir el sosiego en algún spa de la ciudad durante un par de horas.

Desde luego no recomiendo el insomnio a nadie, pero mientras escribo estas notas oigo el canto de los pájaros anunciando un nuevo día y este hecho inunda mi ser de una alegría serena, sin estridencias, sin expectativas por alcanzar; simplemente respiro y me lleno de paz, respiro y recuerdo que procedo de la tierra, respiro y mi mente se aquieta, respiro y recuerdo lo fascinante que es respirar en el silencio de la humanidad.

Ascensión Menchón García

Maestra y terapeuta de Reiki Usui

Terapeuta de Reiki Karuna

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