TEJIENDO MUNDOS DE LUZ

lunes, 25 de abril de 2016

VÍCTIMAS Y MÁRTIRES



TODO ME PASA A MÍ



Las víctimas y los mártires proliferan en este mundo que nos ha tocado vivir. ¿Quién no conoce a alguien –familiar, vecino, compañero de trabajo o nosotros mismos- que no esté siempre con la misma cantinela: “Todo me pasa a mí, es que no levanto cabeza, no me pasa nada bueno, la vida es muy dura, no hay nada que yo pueda hacer, la culpa es de X, Y o Z”?

Las víctimas siempre buscan a alguien para culparlos de sus propios problemas, no importa que sea a una persona, a una institución o al orbe entero; son víctimas  disfuncionales que viven en un desarreglo completo tanto lógica como emocionalmente. 

Si te consideras una víctima, tú mismo te estás convirtiendo en un ser vulnerable, lleno de necesidades y sientes cada decepción o pérdida como algo que no puedes controlar, asumir ni aceptar. Subconscientemente sigues considerándote como el bebé que no puede levantarse y alimentarse a sí mismo. Y, además, defiendes tu actitud con vehemencia. En realidad, resulta más fácil instalarse en el “nada puedo hacer” que echarle valor y tomar las riendas de la vida. 

Los mártires tienen una cualidad agria. No disfrutan de la bondad ni de las cosas dulces de la vida. Y, por consiguiente, el placer los elude. El martirio implica estar metido en un pozo de autoconmiseración, sin motivo para cambiar las actitudes negativas que contribuyen a esa situación.

El mártir desempeña un papel de autocastigo, ya que utiliza toda su energía en cuidar a los demás sin ofrecerse a sí mismo nada –o muy poco- de lo que realmente necesita. Sin duda, los mártires sufren debido a una sensación de carencia. Eligen mantenerse en el frío, apartados del amor y de la calidez.

Tanto el mártir como la víctima viven encerrados en una celda oscura de rencor y autocastigo. Tarde o temprano, siempre se cruza en su camino una persona de buen corazón y mente clara que intenta ayudarles a entender su situación, pues parece –por lo que cuentan- que necesitan auxilio. Sin embargo, al oír la solución a sus problemas taponan sus oídos para no escuchar lo que ellos creen un canto de sirenas. Unos, con total desfachatez, disimulan e incluso parecen interesarse asintiendo con la cabeza. Otros se erigen como feroces defensores de su ruina vital. Tanto unos como otros, no tienen la intención de mover un dedo para cambiar de vida.

No es culpa mía, os dirán, es que: “Todo me pasa a mí”. Y tienen razón, no es culpa suya y sí, les pasa a ellos. Sin embargo, no quieren darse cuenta de que todos somos responsables de nuestra vida. No podemos esperar a que nuestra situación de vida cambie por arte de magia. Y, no, el euro millón no es la solución, por mucho dinero que tengas, los problemas no van a desaparecer pues surgirán otros; huir tampoco es una buena estrategia, pues por muy lejos que te vayas, sigues cargando sobre la espalda la mochila con tus hábitos tóxicos. La actitud ante la vida no varía si no se lleva a cabo un trabajo interior. ¿Es difícil cambiar?, para algunos más que para otros. ¿Es posible?, siempre.
Anímate, no todo tiene por qué pasarte a ti.
¡La sanación está al alcance de tus manos!

Ascensión Menchón García
Maestra y terapeuta de Reiki
Terapeuta de masaje Metamórfico

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1 comentario:

  1. Hola Ascensión,

    me ha parecido un excelente artículo, me gustaria quedar contigo para una sesión de masaje metamórfico.

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