HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN EL CAMPO ENERGÉTICO
HUMANO
La tradición espiritual
Adeptos de todas las religiones afirman haber experimentado o
visto luces alrededor de las cabezas humanas. Mediante prácticas religiosas
tales como la meditación y la oración alcanzan estados de conciencia ampliada
que activan sus capacidades latentes de percepción sensorial elevada.
La tradición espiritual india, que cuenta con más de
cincuenta siglos de antigüedad, habla de una energía universal denominada
Prona, considerada el constituyente básico y la fuente de toda vida. El Prana o
hálito vital fluye por todas las formas, a las que ha dado vida. Los yoguis
practican la manipulación de esta energía mediante técnicas respiratorias,
meditación y ejercicios físicos cuya finalidad es mantener unos estados
alterados de conciencia y de juventud mucho más allá de su alcance normal.
En el tercer milenio a.C. los chinos propugnaban la existencia
de una energía vital a la que denominaban Ch'i: toda materia, animada o no,
está compuesta y trasfundida por esta energía universal. El Ch'i contiene dos
fuerzas polares, el yin y el yang. Cuando están equilibradas, el sistema vital
muestra salud física; si se desequilibran, el resultado es la enfermedad. Un
yang demasiado poderoso tiene como consecuencia un exceso de actividad
orgánica. Si el que predomina es el yin da lugar a un funcionamiento
insuficiente. Ambos desequilibrios provocan enfermedad física. La antigua técnica
de la acupuntura se centra precisamente en equilibrar el yin y el yang. El
Reiki, sistema de sanación japonés mediante la imposición de manos, equilibra
el campo energético ya que canaliza la energía sanadora del Universo.
En su obra Future Science, John White relaciona 97 culturas
distintas en las que el fenómeno aural recibe otras tantas denominaciones
diferentes:
Muchas enseñanzas esotéricas (como las de los antiguos textos
védicos del hinduismo, los teósofos, los rosacruces, los miembros de la Native
American Medicine People, los budistas tibetanos e indios, los budistas Zen
japoneses, madame Blavatsky y Rudolph Steiner, por citar sólo unas pocas)
describen detalladamente el campo energético humano. En fechas recientes,
muchas personas con. Formación científica moderna han sido capaces de añadir
observaciones sobre un nivel físico concreto.
Observaciones de los
médicos del siglo XX
En 1911 el doctor William Kilner dio cuenta de sus estudios sobre
el campo energético humano contemplado a través de pantallas y filtros
coloreados. Describió una neblina brillante dispuesta en tres zonas alrededor
de todo el cuerpo: a) una capa oscura de unos 60 mm pegada a la piel, rodeada
por b) otra capa más vaporosa de unos 2,5 cm que fluía desde el cuerpo en sentido
perpendicular, y c) una delicada luminosidad externa de contornos indefinidos,
algo más separada, con una anchura de alrededor de 15 cm. Kilner comprobó que
el aspecto del «aura», como la denominó, difiere considerablemente de un sujeto
a otro, dependiendo de la edad, el sexo, la capacidad mental y el estado de salud.
Determinadas enfermedades producían manchas o irregularidades en el aura, lo
que movió a Kilner a desarrollar un sistema de diagnóstico basado en el color,
la textura, el volumen y el aspecto general del envoltorio. De esta forma
diagnosticó algunas enfermedades, como las infecciones hepáticas, el
apendicitis, la epilepsia y alteraciones psicológicas como la histeria.
La doctora Dora Kunz, presidenta de la sección estadounidense
de la Theosophical Society, lleva muchos años trabajando en la profesión médica
y como sanadora. En The Spiritua! Aspects of the Healing Acts dice que «cuando
el campo vital es saludable hay un ritmo autónomo natural en su interior», y
añade: «Cada órgano del cuerpo tiene su ritmo energético correspondiente en el
campo etéreo. Los distintos ritmos interactúan entre las esferas de los diversos
órganos como si se estuviera produciendo una función de transferencia; cuando
el cuerpo es saludable, estos ritmos se transfieren fácilmente de un órgano a
otro. Sin embargo, en estado patológico los ritmos cambian, como sucede con los
niveles energéticos. Por ejemplo, en el campo se puede percibir el residuo de
una apendicectomía: los tejidos físicos adyacentes ahora entre sí tienen una
función de transferencia energética distinta de la previamente modulada por el
apéndice. Es lo que en física se denomina equiparación de impedancia o falta de
equiparación. Cada tejido adyacente esta `equiparado en impedancia', lo que
significa que la energía puede fluir fácilmente por todo el tejido. La cirugía
o la enfermedad cambian la equiparación de impedancia, de manera que, hasta
cierto punto, la energía se disipa en vez de transferirse».
El estudio más extraordinario del aura humana fue realizado
por la doctora Valorie Hunt y sus colaboradores en UCLA. La doctora registró la
frecuencia de las señales de bajo milivoltaje emitidas por el cuerpo durante
una serie de sesiones de Reiki. Para registrarla utilizó electrodos elementales
construidos con plata/cloruro de plata que se colocaban sobre la epidermis. A
continuación, los científicos analizaron matemáticamente las pautas de las
ondas registradas por medio de un análisis Fourier y otro de frecuencia de
sonograma. Ambos revelaron resultados notables.
Las formas y frecuencias de onda consistentes se relacionaban
específicamente con los colores. Dicho de otro modo, se observaba un color azul
en el aura en un lugar específico, las mediciones electrónicas mostraban
siempre la forma y la frecuencia características de la onda azul en el mismo
lugar.
La doctora Hunt afirma lo siguiente: «A lo largo de los
siglos, los sensitivos han visto y descrito las emisiones aurales, pero ésta es
la primera evidencia electrónica objetiva sobre frecuencia, amplitud y tiempo,
lo que supone un espaldarazo para sus observaciones subjetivas de la descarga
de color».
La doctora Hunt añadió que «los chakras solían tener los
colores que se habían consignado en la literatura metafísica, es decir,
rojo-kundalini, naranja-hipogástrico, amarillo-bazo, verde-corazón, azul-garganta,
violeta-tercer ojo y blanco-corona. El chakra del corazón era, con mucho, el
más activo. Los sujetos tenían muchas experiencias emocionales, imágenes y rememoraciones
conectadas con las distintas áreas del cuerpo sometidas al Reiki. Estos
hallazgos avalan la creencia de que el recuerdo de las experiencias se almacena
en el tejido corporal».
Un ejemplo de mantenimiento de la memoria de la tensión es la
rigidez de hombros que sufren muchas personas. Procede de haber sostenido sobre
los hombros el miedo o la ansiedad. El lector se puede preguntar a sí mismo:
¿qué es lo que temo no ser capaz de lograr?, o ¿qué creo que pasará si no tengo
éxito?
Conclusiones
Si definimos el campo energético humano como todos los campos
o emanaciones del cuerpo del individuo, podremos ver que muchos componentes
bien conocidos del CEH han sido medidos en laboratorio.
Las mediciones relacionadas más arriba muestran también que
el CEH se compone de partículas y que tiene un movimiento semejante al de un
fluido, como las corrientes de aire o de agua. Estas partículas son diminutas,
incluso subatómicas según algunos investigadores.
Según la doctora Valorie Hunt, «se puede considerar el cuerpo
desde un concepto cuántico de energía que surge de la naturaleza celular
atómica del cuerpo en funcionamiento y que atraviesa los tejidos y los sistemas».
TERAPIA Y CURSOS DE
REIKI
Facilitadoras:
Ascensión Menchón
García_Maestra de Reiki
María de Tíscar Bosques
Navarrete_Maestra de Reiki y Tarotista
Para solicitar cita
ponte en contacto con nosotras mediante el Formulario de contacto o pinchando
en la pestaña "Contacto" que está más arriba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario