ACUMULANDO NUEVAS EXPERIENCIAS
Nuestra experiencia de vida se basa en los hábitos
adquiridos. La mayoría de dichos hábitos los asimilamos desde pequeños.
Aprendemos a manejarnos imitando a nuestros padres y a las personas de nuestro
entorno cercano. Se trata de esos rasgos familiares tan necesarios para
sentirnos acogidos y partícipes de un mismo clan. Nos protegen del aislamiento
y nos ayudan a sobrevivir en un mundo reglado.
Los años se suceden inexorablemente y nuestra vida ha tomado
un rumbo que no nos satisface; o el camino es el deseado, pero los resultados
no lo son. Y solo vemos dos opciones: mantenernos y aceptar la situación, o
realizar cambios y echarle valor.
Si elegimos la primera opción, conservamos una situación de
vida que nos disgusta; aunque, por otro lado, nos sentimos seguros en nuestra
pequeña cueva porque conocemos –y muy bien, debido a la experiencia acumulada-
los entresijos de la resignación, la ira, el desengaño y la melancolía.
Lamentamos la vida que nos ha tocado vivir, pero nos estancamos en ella.
Apreciamos el refugio de lo conocido, pues el cambio siempre entraña novedades
que no podemos prever ni controlar. Hasta aquí todo es muy lógico. Quien no
tiene miedo a lo desconocido no es valiente, sino temerario.
Ahora bien, si optamos por la segunda alternativa nos espera
un recorrido con altibajos emocionales de los que desconocemos su intensidad y
su prolongación en el tiempo. Ante dicha perspectiva nos preguntamos si el
esfuerzo vale la pena. La respuesta es siempre SÍ, adelante. Aventurarnos a una
vida plena y satisfactoria supone un conocimiento profundo de uno mismo. Para
lograr el éxito en nuestra empresa sacamos a la luz todos los hábitos
adquiridos a lo largo de los años. Hábitos conscientes e inconscientes que
repetimos en cada situación que se nos presenta. Una vez reconocidos dichos
hábitos, elegiremos aquellos que siguen siendo válidos y desecharemos los
obsoletos.
Durante la transición entre lo viejo y lo nuevo, surgen
momentos de estar en el pozo (artículo “Vacío y soledad”, jueves 21 de abril,
en este blog) y que pasarán como lo hacen las nubes por el cielo. Una
estrategia para ayudarnos a agilizar el proceso es acumular nuevas experiencias
y afianzarlas en nuestra mente.
Acumular nuevas experiencias consiste en estar atentos y
plenamente conscientes de esos instantes novedosos y agradables que se están
produciendo debido a los nuevos hábitos que estamos adoptando. Algunos de esos
instantes son fugaces, pero están ahí. Lo que pretendemos es que se afiancen
para prolongarlos en el tiempo y que pasen a formar parte de nuestra nueva
forma de vivir la vida. Solo se necesita práctica, sabemos que para aprender
cualquier conocimiento o habilidad se necesita experiencia, la cual se adquiere
con la práctica, con el hábito. Al principio se requiere una voluntad algo forzada, pero con
el tiempo podemos convertirnos en expertos, hábiles y competentes en el arte de
disfrutar de la vida.
Ascensión
Menchón García
Maestra y
terapeuta de Reiki
Terapeuta de Técnica
Metamórfica
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artículo, o en la pestaña “Contacto” de este blog.
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