EN EL DIVÁN

 ACEPTANDO LA REALIDAD

Mi psiquiatra, que es brillante, dice que uno de mis problemas es que no acepto la realidad, que cuando mis expectativas no se cumplen tiendo a enfadarme y a deprimirme.

Es cierto, tiene más razón que un santo. No tengo el control de los movimientos de rotación y traslación de la Tierra, por ejemplo. Gasto mucha energía en intentar controlar todos los acontecimientos de mi vida; a veces incluso ensayo conversaciones futuras ¡es de locos! Y, claro, me agoto. Y, claro, después de tanto esfuerzo si los planes no salen como los he planeado: me enfurezco o me deprimo.

Sería mucho más sencillo hilvanar los días en lugar de pretender coserlos a máquina, así resultaría menos complicado adaptarse a la realidad, en lugar de a unos intereses egoístas y utópicos.

Asimismo, postulo el derecho a enfadarme y deprimirme, aunque solo sea durante unos minutos e incluso unos días si me apetece, cuando mis amados y soñados planes no se manifiestan como yo había pronosticado. 

Así pues, finalmente acepto la realidad –como recomienda mi psiquiatra-: la realidad es que me cuesta trabajo aceptar la realidad. ¡Hay que ver lo mucho que me está ayudando la terapia a conocerme!

Ascensión Menchón García

Maestra y terapeuta de Reiki

Terapeuta de Técnica Metamórfica

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