Algunas personas acuden a los sanadores con una idea errónea
del papel que desempeñan tanto los sanadores como ellos mismos. Esto es así
porque están acostumbrados a acudir a un profesional de la medicina alopédica
(tradicional) para que el médico los cure, dando por hecho que ellos son un ser
aparte de la dolencia incapaces de hacer nada en el proceso de su propia
curación. En realidad, esto no es así.
Cada uno de nosotros somos responsables de nuestra salud y
esto es así porque todos tenemos la semilla del sanador en nosotros. Así, el
sanador es un facilitador, una persona con ciertos dones que ha ido
desarrollando a lo largo de su vida, mediante estudio y práctica. Y quien acude
a un sanador también es un sanador en potencia, sanador de sí mismo y, también,
de su entorno.
En los siguientes artículos hablaremos de cómo se desarrolla
un sanador y de cómo debemos compartir el proceso de sanación, tanto desde el
punto de vista del profesional como desde el del paciente.
Por su longitud, dividiré este bloque dedicado a “La
sanación” en los siguientes epígrafes que iré publicando en las próximas
semanas:
LA SANACIÓN I: MI EXPERIENCIA. DEDICACIÓN
LA SANACIÓN II: PRUEBAS. CÓMO VENCER EL MIEDO
LA SANACIÓN III: LA VERDAD. LA VOLUNTAD DIVINA
LA SANACIÓN IV: EL AMOR. LA FE
LA SANACIÓN V: MANEJAR EL TIEMPO. EL PODER. LA GRACIA
LA SANACIÓN VI: ¿QUIÉN ESTÁ CURADO?
LA SANACIÓN VII: EJERCICIOS PARA AVERIGUAR SI SE ESTÁ
PREPARADO PARA SER
SANADOR
EJERCICIOS PARA CONSIDERAR LA
NATURALEZA DE LA SANACIÓN
Como siempre, deseo de todo corazón que os sea de ayuda para
encontrar vuestro camino.
¿QUIÉN ESTÁ CURADO?
El sanador debe recordar que para lo que trabajamos es para
curar el alma. Es importante que los sanadores entiendan la muerte en ese
sentido y que traten a la persona total, no a su encarnación. La curación no ha
de abandonarse por el mero hecho de que el paciente se esté muriendo
físicamente.
Cuando se trata de entender lo que hacemos como sanadores, es
importante tener presentes dos cosas: en primer lugar, que existe un profundo
significado en la experiencia de la enfermedad que tenga cada persona; en
segundo lugar, que la muerte no implica fracaso, sino una probable curación.
Para recordar esto, el sanador debe vivir en dos mundos, el espiritual y el
físico. Solo estando centrado dentro de sí mismo y del universo podrá pasar por
la experiencia de ser testigo ininterrumpido del profundo dolor que se halla
tan extendido en la humanidad.
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Pero
¿si creamos nuestra enfermedad, no será acudir al sanador una forma de
desviarnos del trabajo en nosotros mismos, de actuar sobre la fuente de la
enfermedad?
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Todo
depende de por qué se acude al sanador, y a quién se recurre. Es una estupenda
pregunta y, si se me permite decirlo, es la pregunta que nuestro sanador se ha
hecho a sí mismo en innumerables ocasiones. ¿Qué es la responsabilidad y, en
consecuencia, qué hay que dar y qué se debe recibir?; y si se visualiza algo,
¿debemos darlo a conocer? Las preguntas son infinitas y, sin embargo, hay una
realidad fundamental básica que debe tranquilizar. Cuando llega el momento de comprender
que quizá exista otra forma de curar, ello quiere decir que se ha abierto la
puerta, que la conciencia ha llegado más allá de lo físicamente manifestado por
los médicos. Ahora bien, no estoy denigrando en modo alguno a la profesión
médica. Los doctores hacen un excelente trabajo; algunos están guiados en gran
medida, y no tienen reparos en admitirlo en privado. Hay otros que, aunque practiquen
la profesión médica o cualquier otra para ganarse la vida, simplemente no
tienen conciencia de determinadas cuestiones y, en ciertos casos, ya no podrán
tenerla. Lo que no quiere decir que sean malintencionados, crueles, depravados
o perversos; solo significa que no han llegado a tal área de conocimiento.
Al encontrar la llamada para pasar al área de la curación
espiritual (no digo curación psíquica, sino curación espiritual) se produce la
conciencia espiritual, y el sanador y los espíritus que están allí para
trabajar con él te dan la bienvenida. Ahora bien, frecuentemente no se produce
la curación esperada. A menudo se produce, quizá, una identificación y un alivio
de la incomodidad, pero no un milagro. ¿Qué quiere ello decir? Significa que en
un determinado punto existe un límite para la conciencia. Significa que hay
algo más que aprender; que hay algo más que saber. Porque cada cuerpo físico es
un aula, y cada enfermedad, una lección. No en sentido punitivo, ya que el
texto lo ha escrito uno mismo; eres tú quien ha elegido tu propio cuerpo para llevar
con él toda la debilidad que, ciertamente, se puede decir que es genética, ya
que tu abuelo o tu abuela tenían algo de ella. Pero recuerda que también a
ellos los elegiste tú. Por tanto, ¿tienes que confiar en tu cuerpo no sólo en
la enfermedad, sino especialmente en ella, por lo que te dice? Hay muchas
formas de escuchar esto, y un sanador espiritual cualificado puede tener la
máxima eficacia en este caso ayudándote a escuchar lo que tu cuerpo te dice. Tú
eres, a decir verdad, uno de los que mejor puede entenderlo, ya que tu cuerpo
se ha formado dentro de tu lenguaje y es a ti, directamente, a quien está
hablando. Sin embargo, un especialista en curación espiritual puede alterar de
nuevo esa conciencia de la unicidad y alinearla con la verdad. La capacidad de
mantener esa verdad o de curar un cuerpo enfermo en ese momento depende de
tantos factores que ahora no podría ni empezar a enumerarlos. Pero tú mismo estás
perfectamente capacitado para hacerlo. Si, en último caso, se produce lo que en
términos humanos se denomina un fallo (si alguien muere) debes considerarlo
como un afortunado acontecimiento. Tu alma ha culminado la tarea y está
esperándote un nutrido y jubiloso comité para darte la bienvenida en tu realidad
primaria. Después de todo, nuestro ser físico no estaba destinado a ser
infinito. No hemos venido a este mundo para permanecer eternamente vestidos con
esa ropa.
Por tanto, no hay fallos en la curación espiritual, sino solo
pasos. No te asuste realizar la imposición de manos en otros con amor y
compasión. No dudes en rogar por alguien. No exijas resultados, porque no hay
forma de saber con seguridad lo que necesita cada alma concreta. Entiendo que
ello exige -o tal vez parece exigir- una increíble cantidad de fe.
TERAPIA Y CURSOS DE
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Ascensión Menchón
García_ Maestra de Reiki
María Bosques
Navarrete_ Maestra de Reiki y Tarotista profesional
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