TEJIENDO MUNDOS DE LUZ

lunes, 2 de marzo de 2015

LA SANACIÓN IV: EL AMOR. LA FE


Algunas personas acuden a los sanadores con una idea errónea del papel que desempeñan tanto los sanadores como ellos mismos. Esto es así porque están acostumbrados a acudir a un profesional de la medicina alopédica (tradicional) para que el médico los cure, dando por hecho que ellos son un ser aparte de la dolencia incapaces de hacer nada en el proceso de su propia curación. En realidad, esto no es así.

Cada uno de nosotros somos responsables de nuestra salud y esto es así porque todos tenemos la semilla del sanador en nosotros. Así, el sanador es un facilitador, una persona con ciertos dones que ha ido desarrollando a lo largo de su vida, mediante estudio y práctica. Y quien acude a un sanador también es un sanador en potencia, sanador de sí mismo y, también, de su entorno.

En los siguientes artículos hablaremos de cómo se desarrolla un sanador y de cómo debemos compartir el proceso de sanación, tanto desde el punto de vista del profesional como desde el del paciente.

Por su longitud, dividiré este bloque dedicado a “La sanación” en los siguientes epígrafes que iré publicando en las próximas semanas:
LA SANACIÓN I: MI EXPERIENCIA. DEDICACIÓN
LA SANACIÓN II: PRUEBAS. CÓMO VENCER EL MIEDO
LA SANACIÓN III: LA VERDAD. LA VOLUNTAD DIVINA
LA SANACIÓN IV: EL AMOR. LA FE
LA SANACIÓN V: MANEJAR EL TIEMPO. EL PODER. LA GRACIA
LA SANACIÓN VI: ¿QUIÉN ESTÁ CURADO?
LA SANACIÓN VII: EJERCICIOS PARA AVERIGUAR SI SE ESTÁ PREPARADO PARA SER                SANADOR 
EJERCICIOS PARA CONSIDERAR LA NATURALEZA DE LA SANACIÓN

Como siempre, deseo de todo corazón que os sea de ayuda para encontrar vuestro camino.

EL AMOR
Muchos de nosotros tenemos un punto de vista muy parcial sobre la naturaleza del amor. Un principio básico en el amor, y en cualquier pensamiento o acto, es que DAR ES RECIBIR.
Lo más difícil es aprender a amarse a uno mismo. Si no soy capaz de infundir amor a mí mismo, ¿cómo puede darlo a otros? Amarse a sí mismo requiere práctica. Todos lo necesitamos. El amor hacia uno mismo ha de manifestarse de forma que no se traicione al propio yo. Procede de vivir con la propia verdad.

Se trata de algo que hay que practicar. Describo a continuación un par de sencillos ejercicios que supondrán un reto.

Piensa en lo que te resulte más fácil amar, por ejemplo a tu bebé, un árbol, a tu mascota o una obra de arte. A continuación, concéntrate en ella y hazle ofrenda de tu amor. Después de repetirlo varias veces, comprueba si puedes ampliar un poco ese precioso amor hacia ti mismo. No cabe duda de que cualquier persona dotada con tan precioso don merece ser amada.

Otro ejercicio consiste en sentarse frente al espejo durante cinco minutos y amar a la persona reflejada en él. No seas crítico con ella. Todos somos capaces de mirarnos en el espejo y descubrir hasta el más mínimo defecto. No debe caerse en tal error en este caso; en el ejercicio que te recomiendo solo están permitidos los cumplidos, lo positivo. Si quieres afrontar un auténtico reto, cada vez que te critiques a ti mismo vuelve a empezar. Comprueba si eres capaz de contener las críticas durante cinco minutos y, luego, amplíalo a diez minutos.

LA FE
Mirando hacia atrás, observo que al término de este periodo de diez años se han producido grandes cambios en mi interior. Ahora me siento alineada con una profunda fe en la benigna abundancia del universo. Tú también puedes hacerlo: si intentas desprenderte constantemente de tu voluntad exigente y te alineas con la Voluntad Divina para hallar la verdad en toda situación y responder a ella con amor, desarrollarás la fe en ti mismo, en la ley espiritual, en la unidad del universo; la fe en que cualquier acontecimiento de tu vida puede ser un nuevo escalón hacia una mayor comprensión; amor y crecimiento y, en último término, la auto purificación.

Fe significa mantener la propia verdad cuando todas las señales externas que nos llegan dicen que no podemos ser verdaderos, mientras que en nuestro fuero interno sabemos que lo somos. Esto no significa creer a ciegas, sino mantenerse alineado con el propio propósito de cobrar conciencia de la verdad y del amor y seguirlos en la mayor medida posible, aunque uno se sienta terriblemente mal.
Hemos de ser meticulosamente honrados con nosotros mismos y reconocer, en los momentos en que suceda, que hemos perdido la fe. No es buena guía ocultar este hecho ni tratar de disimularlo pues nos estaríamos engañando. Amémonos a nosotros y expresemos nuestro dilema. Y, cuando recuperemos de nuevo la fe, agradezcámoslo.

Todos hemos pasado por diversas fases de fe en nuestra vida espiritual. Al principio empezamos por comprender las conexiones causa-efecto. Descubrimos que una creencia y unas acciones positivas aportan una recompensa positiva. Empiezan a cumplirse nuestros sueños. Empezamos a afirmar la fe en nuestro interior. «¡Da resultado!», exclamamos encantados. En cualquier caso, poco tiempo después estamos listos para comprobar nuestra fe en un plano más profundo. Lo habitual es que no tengamos conciencia de esta decisión interna de probarnos a nosotros mismos, ya que ello cambiaría la naturaleza de nuestra prueba.

¿Qué es lo que sucede? Toda comprobación externa del proceso positivo de causa-efecto parece desaparecer durante algún tiempo. Las cosas empiezan a salir mal. La reafirmación positiva pierde fuerza y empezamos a dudar. El antiguo pesimismo alza su fea cabeza. ¿Dónde está la ley espiritual? «Quizá, a fin de cuentas, sólo fue un punto de vista parcial e ingenuo del universo». A ti te sucederá probablemente lo mismo.

Cuando tal caso se dé en tu vida, podrá interpretarse como señal de un mayor crecimiento. Empezarás a tratar causas y efectos a plazo mucho más largo, tanto en tu propia vida como, en último término, en tu calidad de parte de la evolución de la raza humana. La recompensa por vivir en la verdad se convierte en placer de la vida en cada momento de su existencia. No tienes que esperar a que te llegue la dulzura espiritual; la estás recibiendo ya. Estar aquí y ahora significa aceptar el lento proceso de la evolución humana, aceptar las limitaciones inmediatas como perfección.

TERAPIA Y CURSOS DE REIKI
Si necesitas ayuda, Reiki es una potente herramienta de sanación que puede ayudarte y facilitarte tu proceso de sanación. Ponte en contacto conmigo y concertamos una cita. Estoy preparada para acompañarte en tu camino. Rellena el “Formulario” que está a la derecha de este artículo o llámame, encontrarás mi teléfono en la pestaña “Contacto” en la parte superior de este blog.
Ascensión Menchón García_ Maestra de Reiki

María Bosques Navarrete_ Maestra de Reiki

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