TEJIENDO MUNDOS DE LUZ

lunes, 5 de diciembre de 2016

TORMENTA



TEMPORAL


Esta madrugada he despertado arrastrada por las turbulencias de un tsunami de ira y rencor. Al principio me he quedado paralizada unos instantes, pues dudaba de si estaba consciente o seguía en el mundo de los sueños asolada por una pesadilla emocional. Al constatar que me hallaba despierta –en este mundo onírico- me he sentido aterrorizada por la magnitud de la ira que me acometía. No entendía el porqué de dicho ataque, pues ya llevo una época trabajando las emociones relacionadas con el miedo, esto es, todas las no asociadas al amor.

Desconozco el origen de tal inquietud, no entiendo cómo –sin razón aparente- la rabia es capaz de sacudirme cuando mis últimos pensamientos antes de dormir han sido tranquilos y pacificadores. Pero, la cólera sigue ahí, imparable e imposible de doblegar mediante el raciocinio. La inquietud se apodera de mí y decido ponerme en movimiento.

Me levanto, preparo café y me fumo un cigarrillo: las 5.30 de la madrugada, ¡qué bien! Mis pensamientos se convierten en una vorágine descontrolada, caigo –durante unos minutos que se hacen interminables- en los viejos y consabidos hábitos de la exasperación, mi corazón se endurece y se convierte en piedra. Entonces, cuando la ira –con toda su inquina- casi me ha doblegado recibo una epifanía: “Esto pasará, solo has de mantenerte en quietud, apuesta por la vida, abandona la idea del sufrimiento y la culpa”. 

Respiro, me aquieto, empiezo una meditación basada en la respiración –la más sencilla y eficiente que conozco- abro una sesión de Reiki: aprovecho mis conocimientos y experiencia para capear el temporal. Y, poco a poco, toda la animadversión hacia la vida, hacia el mundo y hacia mí misma va desapareciendo. La paz gana terreno, a pesar de que siento el corazón destrozado, hecho añicos, casi he oído el crujir de sus aristas al romperse. Recupero la calma y la confianza en mi verdad interna. 

Ha llegado el silencio y el sosiego. Otra vez, he logrado sobrevivir a la tormenta. Ahora, apaciblemente, doy las gracias a mis Ayudantes y, por supuesto, a mí misma. De nuevo bajo las mantas, mi alma se siente apaciguada y mi gata reposa a mi lado.

Ascensión Menchón García
Maestra y terapeuta de Reiki Usui
Terapeuta de Reiki Karuna
Terapeuta de Técnica Metamórfica

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