TEMPORAL
Esta madrugada he despertado
arrastrada por las turbulencias de un tsunami de ira y rencor. Al principio me
he quedado paralizada unos instantes, pues dudaba de si estaba consciente o
seguía en el mundo de los sueños asolada por una pesadilla emocional. Al
constatar que me hallaba despierta –en este mundo onírico- me he sentido
aterrorizada por la magnitud de la ira que me acometía. No entendía el porqué
de dicho ataque, pues ya llevo una época trabajando las emociones relacionadas
con el miedo, esto es, todas las no asociadas al amor.
Desconozco el origen de tal
inquietud, no entiendo cómo –sin razón aparente- la rabia es capaz de sacudirme
cuando mis últimos pensamientos antes de dormir han sido tranquilos y
pacificadores. Pero, la cólera sigue ahí, imparable e imposible de doblegar
mediante el raciocinio. La inquietud se apodera de mí y decido ponerme en
movimiento.
Me levanto, preparo café y me
fumo un cigarrillo: las 5.30 de la madrugada, ¡qué bien! Mis pensamientos se
convierten en una vorágine descontrolada, caigo –durante unos minutos que se
hacen interminables- en los viejos y consabidos hábitos de la exasperación, mi
corazón se endurece y se convierte en piedra. Entonces, cuando la ira –con toda
su inquina- casi me ha doblegado recibo una epifanía: “Esto pasará, solo has de
mantenerte en quietud, apuesta por la vida, abandona la idea del sufrimiento y
la culpa”.
Respiro, me aquieto, empiezo una
meditación basada en la respiración –la más sencilla y eficiente que conozco-
abro una sesión de Reiki: aprovecho mis conocimientos y experiencia para capear
el temporal. Y, poco a poco, toda la animadversión hacia la vida, hacia el
mundo y hacia mí misma va desapareciendo. La paz gana terreno, a pesar de que
siento el corazón destrozado, hecho añicos, casi he oído el crujir de sus
aristas al romperse. Recupero la calma y la confianza en mi verdad interna.
Ha llegado el silencio y el
sosiego. Otra vez, he logrado sobrevivir a la tormenta. Ahora, apaciblemente,
doy las gracias a mis Ayudantes y, por supuesto, a mí misma. De nuevo bajo las
mantas, mi alma se siente apaciguada y mi gata reposa a mi lado.
Ascensión
Menchón García
Maestra y
terapeuta de Reiki Usui
Terapeuta de
Reiki Karuna
Terapeuta de
Técnica Metamórfica
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