TEJIENDO MUNDOS DE LUZ

martes, 20 de septiembre de 2016

LA CONFIANZA


PARA CALMAR LA MENTE

 
La confianza es un pensamiento que nos permite relacionarnos con la vida, con los demás y con nosotros mismos mediante sentimientos pacíficos, bondadosos y generosos, pues confiar invita al regocijo y a la aceptación del entorno y de uno mismo.
Lo cierto es que no me educaron en dicho principio. Muy al contrario, contaminaron mi mente con mensajes negativos sobre el ser humano y avivaron la idea de una “sana” desconfianza hacia los demás. A mis padres los educaron los suyos y, la verdad, desconozco cuántas generaciones debieron creer en la valía de la sospecha, pero –como el impacto ha sido enorme- debieron de ser muchas. Tal vez a muchos de nuestros antepasados y a personas en situaciones límite les haya resultado beneficioso favorecer dicha actitud recelosa. Sin embargo, en una sociedad asentada el hecho de  recelar de los demás no sirve más que para sentirnos solos y edificar una muralla emocional ante el resto del mundo, a la cual solo pueden acceder unos escogidos y en contadas ocasiones.
El escepticismo hacia las personas es como una mancha de aceite que se extiende ad infinitum. Cuando, por principios, dudamos de un amplio espectro de personas este pensamiento crece incluyendo a toda la humanidad; se expande hacia el devenir de los días, procede del pasado, se instala en el presente y se proyecta hacia el futuro.
Cuando desconfiamos de nuestras relaciones nos sentimos desvalidos y en peligro, entonces recelas y dudas incluso de ti mismo, pues los pensamientos no se acotan sino que crecen y devienen en una tortura mental.
Los pensamientos se apoderan de toda tu realidad, son creativos, y crean –en el sentido de diseñar o fabricar- aquello en lo que crees. Dales de comer desconfianza y eso es lo que tendrás: múltiples ocasiones en las que corroborar la malicia del mundo. Aliméntalos a base de seguridad y ellos te mostrarán abundantes momentos de tranquilidad, confianza y paz.
Después de unos años caminando por este planeta, he desaprendido viejos patrones mentales tóxicos sustituyéndolos por otros más sanos. Por experiencia puedo asegurar que sí se puede confiar en las personas, que nuestras experiencias dependen de nosotros mismos y que somos dueños y creadores de nuestro mundo. Este descubrimiento me ha abierto los ojos y ha ampliados mis horizontes, y mis relaciones están siendo moldeadas con unas líneas más ligeras y menos angulosas; en general: más placenteras.

Ascensión Menchón García
Maestra y terapeuta de Reiki
Terapeuta de Técnica Metamórfica


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